Pilato
redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo
escrito era: “Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos”. Esta
inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había
sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita
en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos
dijeron a Pilato: «No escribas: "El Rey de los judíos",
sino: "Este ha dicho: Yo soy Rey de los judíos"». Pilato
respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito».
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